24 marzo 2013

Reconciliarme con la vida


Esta semana me han vuelto a operar. Siempre que me operan y más después de superar aquél tumor que me dejó con medio brazo derecho (mi lucha, mi Vietnam particular), me siento muy rara. Es como si una parte de mi alma se quedara en la camilla del quirófano, algo que entra conmigo ya no sale.

Y me cuesta reencontrarme, reconocerme, volver a ser yo.
La última vez que me ocurrió noté un vacío tan grande en mi ser que tardé días en volver a ser yo misma, en despertar de esa anestesia aunque ya estaba en casa.
No lograba encontrar la vida a mi alrededor. Tuve que poner uno de mis discos favoritos a todo volumen y cantar y bailar para sentir que seguía estando viva.

Es una sensación muy extraña. Difícil de transmitir.
Cuando las drogas de un hospital te arrebatan tu ser es imposible volver a ser la misma persona. Los días pasan anodinos. Pierdo la noción del tiempo. ¿Qué día es hoy? Sé que es de noche porque lo dice mi ventana...

En esta última operación también he tenido que reconciliarme con la vida, así en general. Esta vez no ha sido la música sino un libro. Últimamente leo mucho. Es como si lo necesitara. ¡Alimento para el espíritu! Así llaman algunos a la lectura y eso es exactamente. Claro que no sirve cualquier libro. Si la obra es mala, encima de estar jodida estás frustrada.

En esta ocasión, el "Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven" de Albert Espinosa me ha devuelto la paz. He reído y he llorado y al final, una calma.
Es uno de los dones de este autor. Te da paz. Y me resulta fascinante leer en las reseñas de otros lectores como uno de ellos ha dicho: "Este libro te reconcilia con la vida". Una sonrisa ha aflorado en mi rostro. Es justo lo que escribí ayer en mi Facebook, casi las mismas palabras. 

Será cierto entonces que nos ha sabido reflejar la misma sensación a esa persona y a mí. Me parece maravilloso.
Además, me ha devuelto las ganas de escribir. Y eso sí es un gran mérito. 

Una psicóloga me dijo que era mi deber escribir. Sí, ese "must" en inglés del que habla el libro. Deber escribir...
Para mí escribir no es un deber ni una obligación, más bien se trata de una necesidad. Y hoy, ahora, necesito escribir.

Es curioso el regusto que te deja un libro como éste y cuánto llegas a identificarte. Será que en el fondo, pese a nuestras diferencias, todos anhelamos las mismas cosas. Todos necesitamos a alguien con quien parar el mundo o alguien que te conozca tan bien como para poder vivir tu vida durante dos días como si fueras tú, diciendo qué haces bien y qué debes cambiar.

Y en estos momentos me pregunto dónde está "mi persona", porque la necesito, porque mi mundo es muy pequeño y yo me siento muy sola. 

09 febrero 2013

¿Qué fue del periodismo?

 
Está claro que no son buenos tiempos para el periodismo. Una no puede evitar preguntarse si ha cometido un error escogiendo ésta profesión. Lamentablemente, el periodismo y la comunicación están cada vez más devaluados.
 
Los medios eligen bando, los empresarios dueños de estos medios se enriquecen y cuando las cosas van mal, ¿quienes acaban perdiendo? las personas que intentan informarse y aquéllos que intentan informar lo mejor que pueden: los periodistas. Los trabajadores que acaban aumentando las cifras del paro.
 
Y es que hoy es un día triste para el periodismo y la comunicación. Esta mañana más de 800 profesionales que trabajan en RTVV (Radio Televisión Valenciana) han recibido el email de la vergüenza que comunica su despido. Una bonita y elegante manera de mandar a la calle a quienes han dedicado años de trabajo. Ahora son despedidos como al que le dan una patada en el trasero.
 
Hace años que los valencianos venimos oyendo que "sobra mucha gente en Canal 9, que hay mucho enchufado que no da ni golpe". Pero cuando ves los nombres de aquéllos a quienes han echado te das cuenta de que son los periodistas que llevan media vida apareciendo en nuestras pantallas, formando parte de nuestra familia.
Cuando ves a un presentador de informativos con los ojos húmedos recordando los nombres de los compañeros que ya no volverán, es cuando piensas que todos esos que sobran son personas con rostro y nombre.
 
Estoy convencida de que los "enchufados" seguirán en su puesto sin dar palo al aire y que todo esto desembocará en la pérdida del único canal de televisión hecho por y para valencianos en nuestra lengua, la nostra llengua.
 
Recuerdo leer en el colegio en un libro de "Sociales" que pronto se iban a construir las intalaciones que darían lugar a la televisión autonómica valenciana. Entonces tendría unos siete u ocho años. Recuerdo que mi profesora me decía que de mayor tenía que ser escritora y periodista porque se me daba muy bien escribir. Y entonces yo pensé que sería estupendo poder trabajar en un canal de tele en mi ciudad.
 
El 9 de octubre del 89 salía a la luz Canal 9, aprovechado el Día de la Comunidad Valenciana. Xelo Miralles ponía rostro a la nueva cadena. Y desde entonces han pasado por nuestras retinas cientos de periodistas, programas, dibujos animados que hablaban valenciano.
 
Hoy, Xelo Miralles está entre esos 800 comunicadores afectados por el ERE. La hemos visto crecer como profesional, cambiar mil veces de look, hacerse mayor, como a tantos otros. Hoy, es cuando hago esta retrospectiva y le digo a la niña de ocho años que fui que no sueñe con trabajar en esa tele, porque cuando sea mayor y haya conseguido ser periodista, ya no servirá de nada el título porque ya no habrá medios que quieran contratarla. Que la profesión se ha ido al traste. Que a nadie le importan ya los periodistas.
 
Dedico este post a todos los profesionales de la comunicación afectados por los ERE en todos los medios (prensa escrita, radio, TV, Internet...) y  todos aquellos a los que no se nos da la oportunidad de demostrar los que valemos. Nos ha tocado vivir los malos tiempos. ¡Ánimo!


06 febrero 2013

Reformando el local


He decidido hacer unos cambios en el blog. Desde luego, no se me puede perdonar tenerlo tan abandonado.
Como veréis ya no se llama "Diario de una estudiante de periodismo" porque, claro, una se hace mayor y deja de estudiar. Pero Diario de una periodista queda tan soso...
Así qué he decidido asomarme a mi balcón y ver qué pasa por el mundo.

El cambio era necesario. Ya no me sentía identificada con el título, eso sí, conservo la URL por motivos de comodidad y como ya marca personal de la casa.
El contenido seguirá siendo el mismo. Escribir todo lo que se me pase por la cabeza.

Así que ya lo sabéis, sois todos bienvenidos a mi reformado garito. Os espero.